Alberto
Colombia
Alcohol
Soy uno más de los que han vivido la triste experiencia de ser un alcohólico. En esto del alcohol me inicié muy temprano. Cuando tenía entre 8 y 10 años los mayores me daban sorbos de cerveza, o del licor que estuvieran consumiendo. A los 14 años tuve mi primera borrachera, un 31 de Diciembre, pero entre los 16 y 17 fue cuando empecé a tomar seguido, me robaba el ron que encontraba en la casa y luego decía que ni siquiera había visto la botella. Con un grupo de amigos borrachos, tomábamos por lo menos 5 veces a la semana. A los 19 años comencé a sentir vergüenza de que los demás me vieran siempre tomando. Le pedía a Dios todopoderoso me diera fuerza de voluntad para dejar el vicio. Llegué al extremo de vender mi ropa para comprar el licor y lo poco que ganaba era para beber. Con remordimiento recuerdo una ocasión en la que llegué a golpear a mi compañera sentimental, la cual tenía quebrantos de salud, pero en la borrachera pensaba que se me estaba negando sexualmente. La persona decente y respetuosa que había sido, se convirtió en todo lo contrario y si estoy vivo es por la misericordia divina, pues llegué a irrespetar a civiles como también a la policía. Me enlaguné muchas veces y cuando me contaban las cosas que había hecho, o cuando alguien me reclamaba porque le había ofendido, quedaba desconcertado al no poder recordar nada de lo sucedido. Comencé a observar un leve temblor en las manos, en cuanto a los estudios, no asimilaba lo que leía, o estudiaba. no lograba concentrarme.
Doy gracias a papá Dios que me presentó la oportunidad de conocer las enseñanzas gnósticas que divulga el Centro Anael. Con las técnicas y prácticas psicológicas que me entregaron, pude vencer en la lucha contra el abominable vicio del alcohol. Invito a todos los que tengan oportunidad de conocer este testimonio para que conozcan y lleven a la práctica este conocimiento psicológico que divulga esta página, porque es a través de él y llevándolo a la práctica, como podemos conocer la esclavitud psicológica que a través de nuestras formas equivocadas de pensar, sentir y actuar, nos tienen atados a estas cadenas y así poder lograr la gran liberación.