Edith
Colombia
Cigarrillo
Tenía 14 años cuando comencé a fumar cigarrillos a escondida de mis padres. Mi padre fumaba y fue un mal ejemplo para mí. Yo le robaba los cigarrillos, me iba para el baño a fumar. Al comienzo me producía mareos, ganas de vomitar; era como si mi organismo lo rechazara, pero terminé adicta y me fumaba más de dos paquetes diarios. Me casé y mis hijos me insistían en que no fumara porque les molestaba el olor, pero seguía fumando. Comencé a sentir muchos dolores en la espalda y respiraba con mucha dificultad y por último se me presentó una tos muy fuerte y yo pensaba que mis pulmones debían estar perforados. Mis hijos me insistían en que dejara el vicio, pero continuaba fumando. Al caminar me agitaba y me ahogaba. Me dio miedo e hice la promesa de dejar de fumar, pero era tanta la adicción, que este vicio me dominaba y rompí la promesa. Pasó el tiempo y mis malestares se acentuaron, sentía temor de que fuera a sufrir una grave enfermedad por el vicio y gracias a Dios conocí la Gnosis, allí me enseñaron que uno como carne o cuerpo físico, tiene un padre y una madre terrenal, pero como alma también tenemos un Padre y una Madre o Virgen Divina y que uno podía suplicarle a ella cualquier ayuda. Mi hijo en ese tiempo terminó su carrera de Ingeniería Mecánica y yo necesitaba que mi hijo trabajara, porque estaba pasando una difícil situación económica por lo que me arrodillé y le supliqué a mi Dios interior le ayudara a conseguir un trabajo y yo a cambio le prometía dejar el vicio del cigarrillo; pero ese vicio me dominaba tanto, y yo me sentía insegura de cumplir la promesa y le supliqué además, que me ayudara a cumplirla y con la ayuda de mi Dios pude abandonar el vicio y a los 8 días exactamente mi hijo fue llamado a trabajar por una importante empresa. Con la ayuda del Centro Anael le hice una comprensión y eliminación en el plano psicológico, jamás he vuelto a fumar y de ello estoy eternamente agradecida. Edith, Colombia.